A mediados de julio la familia real holandesa dio a conocer una serie de fotos tomadas en el Paleis Huis ten Bosch y en las que se pueden ver al rey Willem-Alexander, la reina Máxima Zorreguieta y las tres hijas de ambos, Amalia, Alexia y Ariane. Pocos días más tarde, la Revista Caras utilizó para su tapa el recorte de una de estas fotos, donde se ve a Máxima junto a Amalia, y tituló La hija mayor de Máxima luce con orgullo su look ‘plus size’. La tapa fue criticada en las redes sociales y la editora tuvo que brindar una declaración al respecto, donde argumentó que fue solo el titular de la tapa. Por dentro, la nota también era repudiable.
El copete de la tapa mencionaba: “víctima del bullyng, enfrenta las críticas con fortaleza y el incondicional apoyo de sus padres. Una princesa que vive la adolescencia sin tabúes y defiende su figura de ‘mujer real’”. La nota intentó ser una “historia de superación”, mostrar un lado de la vida de Amalia, pero lo único que logró fue incentivar la imagen hegemónica del cuerpo perfecto llena de estereotipos peligrosos para niñas, adolescentes y mujeres. La hipersexualización del cuerpo femenino es un recurso habitual en las portadas de esta revista que cuenta historias de vida de algunas de estas mujeres (en general modelos y actrices) acompañadas de fotos donde la desnudez manda.
En esta época de pandemia y aislamiento donde las personas debieron quedarse en sus casas, las redes sociales se vieron inundadas de chistes con referencias al aumento de peso. En abril de este año el diario La Nación sacó una nota titulada Gordofobia. Qué hay detrás de los chistes virales que se burlan de la obesidad donde analizaron las consecuencias ocultas de estos mensajes. “Suele decirse que si algo no genera la risa de todos, no es realmente gracioso. Lejos de hacer reír, los chistes sobre obesidad están generando diferentes tipos de reacciones. Bajo el hashtag #stopgordofobia, numerosas voces están dejando en claro en Twitter, Facebook e Instagram que eso que algunos consideran gracioso es, en realidad, una nueva muestra de la discriminación de la que ya venían siendo objeto las personas gordas desde antes de la pandemia”, aclaró la nota. En este artículo también se hizo referencia a la 4° Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, elaborada por el Ministerio de Salud y el INDEC, publicada en el 2019 que indica que en Argentina, el total de personas con obesidad y/o sobrepeso alcanza al 60% de la población.
De acuerdo con un documento elaborado por el Equipo de investigación del Inadi titulado La discriminación en tiempos de coronavirus: reflexiones sobre el uso de las redes en una pandemia, “La visión estereotipada de los cuerpos ubica a los cuerpos gordos en relación de inferioridad con respecto a los cuerpos flacos, porque ‘representarían’, por un lado, el fracaso de la belleza, particularmente la ‘femenina’, y por otro, el fracaso económico asociado a los prejuicios de dejadez, improductividad y mala alimentación”.
La tapa de Caras solo alimenta a la creciente gordofobia y al concepto de “mujeres reales” que utilizan como contraposición del aspecto que suelen presentar modelos y actrices en medios y producciones. Además, la revista fue acusada de ejercer violencia simbólica. El diario Página 12, publicó una nota el día 24 de julio, titulada La princesa “plus size”: El cruce de MujeresQueNoFueronTapa con la revista Caras donde se destacó el trabajo realizado por el proyecto Mujeres que no fueron tapa, encabezado por Lala Pasquinelli donde explicó: “Sufrimos desde niñas estos señalamientos que normalizan y habilitan el juicio, logrando que cualquiera se sienta con derecho a señalar alguna parte de nuestro cuerpo como errada, fallada, fea, y a partir de ahí todas sabemos lo que pasa”.
La psicóloga Ana Larriel escribió para Cosecha Roja una nota titula Hagamos espacio para cuerpos de todos los tamaños en la que describió: “Cuando leo la expresión “mujeres reales” pienso en lo que ese eufemismo no está diciendo: que esos cuerpos son gordos. Lo que aún no podemos decir es que existen una multiplicidad de corporalidades que todavía estorban y molestan, que no encajan, que públicamente no se desean”.
Mariana Iglesias, periodista feminista y editora de género de Clarín, publicó una nota de opinión titulada Sobre el periodismo, la mentira y la violencia “plus size” en la cual hizo una reflexión más profunda sobre la responsabilidad de los medios de comunicación en esta temática y preguntó: “¿Vale la pena vulnerar derechos de niños, niñas y adolescentes para contar la “escandalosa” separación de tal pareja y su pelea por los hijos? ¿Vale la pena mostrar “las colas del verano” sabiendo que es pura cosificación? ¿Vale la pena repetir videos de robos, abusos y asesinatos que reproducen violencia?”.
Oriana Sabatini y la defensa de la editora
Este mismo mes la cantante y actriz Oriana Sabatini también fue Trending Topic en las redes por su cuerpo. La joven compartió un video en Instagram donde se la ve con un bikini blanco. En el posteo explicó que había tenido un atracón, por lo cual “seria inimaginable subir algo a las redes sociales, mucho menos mostrando alguna parte de mi cuerpo”. En ese mismo posteo confesó haber convivido 10 años con trastornos alimenticios. Su mensaje fue recibido con festejos y casi admiración de múltiples personalidades que vieron su accionar como una forma de romper los estereotipos de belleza con los cuales las mujeres se ven acorraladas desde niñas.
Este hecho fue tomado por Liliana Castaño, directora de Caras. como referencia en su carta de disculpas tras la tapa, en la cual dio a entender que el problema estaba exclusivamente en el titular y no en el texto entero de la nota: “En los últimos días, Oriana Sabatini, harta de la idealización y con ganas de andar más liviana y no de kilos, le pintó exhibir lo que menos le gusta de su cuerpo y escribió en su Instagram qué es lo que le hubiera gustado ver cuando era adolescente, porque la hubiera ayudado mucho”, comenzó la carta. “Leer todo el texto ayudará mucho a un debate constructivo. La fugacidad de quedarse sólo con la lectura del título puede ser mezquino o quizá alcance para ejecutar la dosis de sentencia diaria. Nuestra tapa es a favor de tirar por la borda todo aquello que nos esclaviza y estigmatiza. Nuestra intención, a lo largo de casi 28 años de vida, ha sido rescatar lo que inspira, visibilizar la inclusión y darle voz a los que muchas veces no tienen el merecido espacio”, aclaró sobre la tapa.
Quien no coincidió con este mensaje fue el vicedirector de la revista, Héctor Maugeri, quien afirmó que “la historia de Amalia, la hija de Máxima y heredera del trono, es una historia de superación y resiliencia”. De todas formas, Caras volvió a pedir disculpas: “Estamos aprendiendo a oír voces que abren nuestros ojos para hacernos ver cosas que no logramos ver en su momento, es parte de este aprendizaje. El respeto, orgullo y admiración que sentimos por Máxima Zorreguieta y toda su familia no se reflejó en el titulo de nuestra última tapa. Entendimos lo que significó”.
A lo largo de sus 28 años fueron criticados múltiples veces como cuando la modelo Victoria Vanucci, tras haber denunciado ser víctima de violencia de género posó para la revista vestida de novia ensangrentada. O el caso de la modelo Lourdes Sánchez que al posar embarazada para la tapa de la revista, le borraron la pollera con Photoshop. Estos son algunos de los casos en los cuales Caras demostró jugar para el patriarcado y el consumo del cuerpo femenino, demostrando que este no fue un hecho aisalado sino un momento más en la historia de una revista que solo muestra en tapa cuerpos femeninos estereotipados e hipersexualizados que no deja lugar a cuerpos que no entran en sus cánones de belleza.