Los cuidados involucran todas las actividades indispensables que se realizan a diario para satisfacer las necesidades básicas para la existencia y mantenimiento de las personas, que incluyen tanto las físicas (alimentación, salud, higiene, descanso) como emocionales y psicológicas.
Tras generaciones que fueron criadas con el concepto de la abnegación femenina en materia de cuidados familiares y tareas domésticas, hoy sabemos que eso es trabajo no remunerado que esconde el esfuerzo de muchas mujeres, con consecuencias tanto sociales como económicas.
Es preciso seguir debatiendo sobre la “doble o triple jornada laboral” que las mujeres cargamos en nuestra agenda cotidiana de una manera naturalizada, pero que viene dada por la cultura.
Esta realidad no solo impacta en las mujeres. Su alejamiento de los lugares de trabajo implica que ellas pierden oportunidades y que las economías, nacionales y regionales, dejan de percibir los beneficios que estas trabajadoras podrían generar. En definitiva, los países crecen menos.
Por eso, buscamos incidir en la creación de políticas públicas que aseguren el derecho al cuidado de todas las personas, que permita la posibilidad de elegir cómo cuidar y promuevan la corresponsabilidad social para que cuidar no implique para las mujeres menos empleo, menores ingresos, más pobreza, menos seguridad social y peor calidad de vida.
Desde ELA aspiramos a que los cuidados sean organizados socialmente de manera más justa y equitativa. Por eso trabajamos para:
Desde su creación ELA trabaja para garantizar una vida libre de violencias para todas las mujeres. En 2015 las argentinas gritamos juntas: “Ni una menos”. Fue tan desgarrador el pedido que se irradió hacia toda la región. Pero, como denuncia la ONU, más de cinco mujeres o niñas fueron víctimas de femicidios cada hora por alguien de su propia familia durante el año 2021 en la región.
Hay diversos tipos de violencia tales como física, psicológica, sexual, económica, partidaria, política y simbólica. Estos tipos de violencia se manifiestan en diferentes ámbitos y así encontramos la violencia doméstica o intrafamiliar; la violencia institucional; la violencia laboral; la violencia contra la libertad reproductiva; la violencia obstétrica; violencia en espacios públicos y la violencia mediática.
Desde ELA aspiramos a erradicar las múltiples violencias por razones de género y trabajamos para:
Desde el inicio de las transiciones democráticas en la región, la participación de las mujeres y diversidades en los procesos de toma de decisión ha sido una preocupación de los movimientos feministas. La evidencia demuestra que estamos avanzando en cargos en las legislaturas, los ministerios, los tribunales y en cargos ejecutivos, pero aún queda mucho camino por recorrer considerando que la participación femenina es más del 50% en la sociedad.
Pero cuando hablamos de participación de las mujeres no nos referimos exclusivamente al ámbito político institucional o partidario, sino que se extiende al económico, al social y al cultural. Es decir que cuando hablamos de participación de las mujeres nos referimos al sentido más amplio del término.
Persisten en distinto grado barreras de acceso y permanencia que mantienen las cifras lejos de la paridad y marginan o relegan las necesidades e intereses de las mujeres.
Desde ELA aspiramos al libre ejercicio del derecho a la participación política y social de las mujeres y diversidades sin discriminación de género. Por eso trabajamos para:
Algunos países de la región, como la Argentina, han avanzado en la conquista de leyes que apuntan a regular el acceso a la interrupción voluntaria y legal del embarazo y a la atención postaborto de todas las personas con capacidad de gestar. Del mismo modo, se evidencia el avance en el derecho de la población a recibir contenidos de educación sexual de manera integral, como la Ley de Educación Sexual Integral (ESI).
Estos hitos han generado una ola expansiva de esperanza hacia el resto de América Latina para el activismo a favor de los derechos humanos de las mujeres.
El desafío hoy, sin embargo, está en garantizar el efectivo ejercicio de los derechos reproductivos, asegurando el acceso a información y a servicios de calidad y la eliminación de actitudes y prácticas discriminatorias sustentadas en estereotipos de género.
Desde ELA aspiramos a que el acceso a los derechos reproductivos esté garantizado para las mujeres en toda su diversidad. Por eso trabajamos para: