Mujeres de gran trayectoria en sus propios campos de trabajo. Mujeres con capacidades que fueron puestas a prueba diariamente y triunfaron. Mujeres que ahora ocupan puestos de gran importancia en el gobierno de la Provincia de Buenos Aires. De todas formas, estas mujeres con nombre, voz e historias propias, fueron nombradas como “Las mujeres de Kicillof”.
A mediados de febrero la revista La Tecla publicó su nueva edición cuya nota de tapa era sobre las ministras del gabinete del nuevo gobernador de la Provincia de Buenos Aires. La tapa estaba ilustrada con la foto de cada una de ellas y un titular grande y amarillo: “Las mujeres de Kicillof”. La bajada las nombraba una por una y luego decía: “Los desafíos que tienen por delante las ministras del gabinete, más allá de la gestión. El rol de la mujer en la flamante administración provincial”. Ellas son: Mara Ruiz Malec, titular del Ministerio de Trabajo; Agustina Vila, ministra de Educación; Teresa García, ministra de Gobierno; Estela Díaz, titular del Ministerio de las Mujeres, Políticas de Gñenero y Diversidad Sexual; Fernanda Raverta, ministra de Desarrollo de la Comunidad; y Jésica Rey, ministra de Comunicación Pública. Todas ellas se destacaron en sus áreas de trabajo y algunas ya venían trabajando con Axel Kicillof con anterioridad.
En el interior, el titular vuelve a repetir lo que se presentó en la tapa, mientras que el texto se centró en hacer un breve perfil de cada una de las ministras con fotos de distintas actividades que habian realizado (acompañando a Kicillof, visitando distintos lugares, en presentaciones, etc). Desde el principio la nota destaca: “Feministas, peronistas y profesionales a cargo de áreas claves del Gobierno bonaerense” generando una fuerte contradicción entre el perfil de las mujeres que presenta y el titular que eligieron.
“De los quince ministerios que componen el gabinete bonaerense que conduce Axel Kicillof, seis están encabezados por mujeres. Si bien no hay paridad, se le acerca bastante”, se lee en el primer párrafo. Según la nota, esta decisión del gobernador tuvo dos posibles motivos, por un lado: “El movimiento feminista avanza cada día un poco más e interpela a todos los poderes del Estado, incluso el Ejecutivo, donde ahora la mirada está puesta a partir de la designación de funcionarias para puestos claves y con importante toma de decisiones”. Por el otro, “una necesidad de separarse de la gestión anterior, que, a pesar de haber estado encabezada por una mujer, contó con escasa, primero, y nula, después, representación femenina en el gabinete”.
La nota destaca que estas ministras estarán a cargo de ministerios de gran importancia para el gobierno. Cada perfil tenía su propio titular: “Teresa García, la madrina política que apostó todo por el Gobernador”; “Agustina Vila, cultora del bajo perfil”; “Estela Díaz, histórica militante feminista”; “Fernanda Raverta, una vida marcada por la tragedia, la política y el trabajo social”; “Jésica Rey, alegre y metódica: la voz de Kicillof que tomó vuelo propio”; “Mara Ruiz Malec, fanática de ‘la Villa’, economista y de perfil técnico”. Los perfiles, luego se centran en los CV de las ministras y en su conexión con el Gobernador.
El problema con esta nota es el título de la tapa. Ese titular no refleja la importancia de estas mujeres y las relega al papel de “mujer de…”, esa antigua fórmula qu le otorga valor a una mujer por su vínculo con un varón (en general, con poder). Más allá de que no haya paridad, el actual gobierno sucede a uno que directamente no incluía mujeres en el gabinete (como incluso lo señala la nota en cuestión), y estas ministras están ocupando lugares de poder, importancia y que merecen gracias a sus conocimientos y trayectorias de trabajo. El título invisibiliza esto.
El mismo día que salió la revista Estela Díaz escribió en Twitter: “Si hay un @MinMujeresPBA es justamente para trabajar contra la discriminación, el sexismo y por la igualdad. La tapa de la @revistalatecla al nombrarnos a las ministras como ‘las mujeres de’ desvaloriza nuestras trayectorias y saberes”; y continuó “Invisibiliza la responsabilidad que asumimos junto al Gobernador @Kicillofok de poner a la provincia de pie. ¿Imaginamos una tapa con los ministros titulada ‘Los varones de’?”. En este último mensaje etiquetó las redes de las otras ministras, algunas de las cuales replicaron el mensaje.
Meses antes de esta publicación, en diciembre, la misma revista había publicado en tapa la confirmación del gabinete de Kicillof. Allí se veía una foto del Gobernador, al frente y al centro, y otras fotos de seis de los nuevos Ministros y tres de las nuevas ministras. Esta portada decía: “El equipo de Kicillof”, lo cual, al comparar con la tapa de febrero viene a colación de lo que Díaz mencionaba en su mensaje: cuando se habló de varones se mencionó como “el equipo de…”, pero cuando son ellas las protagonistas, son “las mujeres de…”.
Este trato diferencial entre varones y mujeres, no se trata solamente de violencia simbólica y mediàtica sino que contribuye al sexismo y misoginia que enfrentan las mujeres en la política[NF1] . En una investigación reciente de ELA, una importante proporción de las legisladoras entrevistadas señaló que, a diferencia de lo que sucede en el caso de los varones, en los que la cobertura periodística se basa en su desarrollo profesional, la información que se divulga en los medios sobre las mujeres está basada en su género (53%) y su vida personal (42%), y que en una enorme cantidad de oportunidades se trata de información falsa (fakenews).
La reforma reciente que incorpora la violencia política en la Ley 26.485, que ya reconocía la violencia simbólica y mediática, puede constituir un avance para que los medios de comunicación reflexionen sobre sus prácticas y promuevan coberturas no discriminatorias no cuando abordan temas de política.