El juicio es por difamación, pero el foco está en probar que ella es la violenta. En 2015 la actriz Amber Heard contrajo matrimonio con el también actor Johnny Depp. Quince meses más tarde ella pedía el divorcio y una orden de restricción en contra de Depp adjudicando que durante la duración de su matrimonio fue víctima de abuso verbal y psicológico. En diciembre de 2018 Heard publicó una nota en The Washington Post en la cual ratificó su acusación contra Depp. Esta fue la carta que según el equipo que representa al actor, arruinó su carrera y por lo cual decidió denunciarla penalmente.
En las últimas semanas se escuchó mucho sobre esta pareja debido al inicio del juicio por difamación que Depp comenzó en contra de Heard. El objetivo de este juicio es probar que las acusaciones públicas de la actriz en esta nota son mentira, pero en los medios de comunicación el centro está puesto en demostrar que Heard es en realidad la violenta de la relación mientras que Depp fue su víctima. Desde su divorcio, se han dado a conocer una multiplicidad de fotos, audios, comentarios de conocidos que demuestran violencia en la pareja por parte de ambos. En los medios de comunicación y, por lo tanto, en el imaginario de la sociedad, se creó una foto muy específica de ambos: ella como la víctima, la cual debía ser protegida y cuya carrera siguió adelante, y él como el victimario que debía ser cancelado. Pero, ¿puede ser que la situación no sea blanco y negro?
Desde el inicio de su carrera, Johnny Depp construyó su imagen como el chico malo de Hollywood, una estrategia muy utilizada por los actores varones de los 90. Su vida no estuvo libre de escándalos: desde uso de drogas, alcoholismo, múltiples relaciones con mujeres del ambiente, etc. Esta reputación, siempre celebrada y admirada, por momentos le dio más reconocimiento que su carrera profesional. Por su lado, Heard era una actriz poco conocida comenzando a construir su carrera, pero que también tenía su propio historial de relaciones tormentosas y explosivas. De todas formas, al principio de su relación, a ella se le otorgó todo el peso de la mujer que podía calmar al chico malo y convertirlo en un buen esposo, un discurso conocido por las mujeres a quienes se les impone el rol de rescatar a sus parejas.
Tras la nota escrita por Heard y la difusión de las fotos donde se la veía golpeada y con moretones o una casa destrozada producto de una batalla entre el matrimonio, el público rápidamente se puso de su lado con el apoyo del auge del movimiento Me Too. Con el comienzo de este juicio, nuevos detalles sobre esta pareja se dieron a conocer y la sociedad prontamente tomó partido por Depp convirtiéndolo en la víctima y a Heard en la villana de la película.
En casos de violencia el imaginario de la sociedad solo puede ver la dicotomía de agresor y víctima. Estamos acostumbrados a reducir vidas, psiquis y relaciones complejas a solo dos rótulos muy distantes entre ellos. De todas formas, cuando se presenta una situación de un varón golpeador es común escuchar comentarios de amistades, familiares o conocidos acerca de que era una buena persona y casi imposible imaginar esta actitud. Al varón se le otorga el beneficio de la duda, mientras que a la mujer agresora no. El varón puede ser un agresor, pero de todas formas una buena persona y un excelente actor (en este caso) otorgándole la posibilidad de ser al mismo tiempo buena y mala personas. Por el lado contrario, la mujer no puede ser víctima y victimaria a la vez y si llega a ser agresora, como también lo sería en este caso, solo puede ser esto y se cancela su experiencia como persona que sufrió abusos, golpes o misoginia.
Desde el inicio del juicio las redes sociales se llenaron de memes, opinólogos, videos celebrando las actitudes de Depp y criticando a Heard hasta convertirla en un sujeto casi no humano e incluso análisis de cada movimiento de cada uno de personajes involucrados. Este caso parecería ser el momento esperado para poner fin al Me Too y sembrar la duda con respecto a las mujeres que denuncian casos de violencia. Si ella pierde el juicio, básicamente cae todo un movimiento que establece que si sos víctima de violencia de género, tenes que ser la víctima perfecta, sumisa, que se queda golpeada llorando en la cama. La realidad muestra que las mujeres pueden ser víctimas de violencia y atacar al mismo tiempo. No se puede juzgar cada situación como un blanco sobre negro.
En los últimos años la carrera de Depp se vio altamente afectada, incluso con grandes compañías que decidieron alejarlo de sus proyectos, mientras que la de Heard siguió su rumbo sin problemas. Ahora miles de peticiones on-line surgieron para poner fin a la carrera de la actriz y disculparse con el actor. Mientras tanto el juicio continúa, los medios se siguen alimentando del mismo y el circo continúa creciendo a su alrededor sin saber cómo ninguna de estas personas saldrán a su fin. Si algo nos queda claro es que mientras que se repite que “no todos los hombres son iguales” cuando escuchamos un caso de un varón agresor, femicida o violador, cuando una mujer es agresora, parecería que ella si representa a todas las mujeres. Esta es la doble vara con la que se juzga a mujeres y varones agresores.