El pasado 10 de octubre al mediodía, el empresario Jorge Neuss, figura principal del Grupo Neuss, asesinó a su esposa Silvia Saravia y luego se suicidó. La pareja estaba en su casa del country Martindale ubicado en Pilar, junto con su hijo de 35 años y las empleadas que trabajan allí cuando se escucharon dos disparos. El hijo llamó a la ambulancia, pero cuando esta llegó Saravia ya había fallecido. Neuss en cambio aún mostraba signos de vida y falleció camino al hospital.
El hecho repercutió en el periodismo no solo por el renombre de la figura del femicida sino porque el asesinato ocurrió en el barrio cerrado Martindale, el mismo complejo donde en agosto de 2015 Claudia Schaefer fue asesinada por su esposo Fernando Farré, quien fue condenado a cadena perpetua. También llamó la atención debido a los anuncios fúnebres de familiares y amigos quienes despidieron a ambos en un mismo mensaje: la victima junto a su victimario.
El 11 de octubre, los principales medios de comunicación comenzaron la cobertura del caso ubicando la noticia en sus tapas. El foco estaba centrado en la figura de Neuss y en las especulaciones detrás del motivo del crimen. Las primeras fuentes aseguraban que la pareja estaba en un estado depresivo tras haberse enterado de que uno de sus hijos tenía una enfermedad terminal. “La primera hipótesis que se maneja surgió de declaraciones de uno de los hijos de la pareja, que contó que fue diagnosticado con cáncer recientemente, por lo que sus padres se encontraban ‘muy consternados y deprimidos’. El joven, de 35 años, le aseguró a los investigadores que no había problemas de convivencia entre sus padres y que cree que su enfermedad habría sido el detonante del hecho”, explicó el diario La Nación.
Como informó Página12 otra de las hipótesis hablaba de un “pacto suicida” entre la pareja: “la hipótesis del ‘pacto suicida’ surgió apenas se conocieron el asesinato y el suicidio, cuando fuentes policiales difundieron un supuesto relato de uno de los cuatro hijos del matrimonio, Juan, de 35 años, que no pudo ser aún corroborado pero aun así fue publicado en diferentes medios” .
El diario Clarín, publicó un perfil de Jorge Neuss, en el cual lo describieron como “un histórico integrante del jet set argentino, con vínculos en el poder. En los ´90 tomó notoriedad pública también porque era el compañero de golf del entonces presidente Carlos Menem” . La atención de la noticia siempre estuvo centrada en la figura de él, el victimario. En la nota sobre el femicidio, el foco estuvo también puesto en el victimario y sin identificarlo como tal.
Tras el asesinato, los avisos fúnebres se llenaron de firmas de amistades, familiares y empresas u organizaciones que decidieron despedir a Saravia y a Neuss. Llamó la atención que casi la totalidad de los mensajes iba destinado a ambos en el mismo anuncio. “Profundo pesar su fallecimiento”, “participan su fallecimiento acompañando a su familia”, “acompañan a sus hijos y familia en su gran dolor”, eran algunos de los mensajes que parecían evitar recordar que habia ocurrido un femicidio. “En solo dos avisos fúnebres las condolencias son para Silvia Saravia: en todos los demás aparece su nombre precedido por el del empresario Jorge Neuss, el autor de su femicidio, que se quitó la vida después de haberla matado” destacó María O’Donnell en Twitter. La periodista acompañó el posteo con una foto donde un círculo rosa destaca esos dos únicos mensajes, uno de los cuales era de las amigas de Saravia.
El 13 de octubre se llevó a cabo el funeral. Tanto Saravia como Neuss fueron llevados juntos al cementerio de la Recoleta donde se reunieron familiares y amistades. Sobre el funeral, el diario Perfil, destacó en la noticia que no asistieron “ni figuras conocidas ni empresarios que formaban parte del círculo de la familia” como medida de prevención por la situación actual de la pandemia por COVID-19 o como “una manera de esquivar a los medios y las seguras consultas u opiniones respecto de la cuestión más sensible de crimen de familia: el femicidio”. Esa nota destacó que este es un caso que requiere que se trate como un “momento de crisis” y agregó que se trata “de esas situaciones que tienen que afrontarse mediáticamente con una estrategia comunicacional”.
La figura de Saravia, la víctima del femicidio, quedó completamente en la sombra de su victimario. Soledad Vallejos escribió una nota para Página12 titulada El femicidio de Silvia Saravia: La impunidad que evitaron las amigas, en donde destaca el papel de la hija y de las amigas de la víctima. “Resultó que Saravia, además de una hija (que se animó a dar a la Justicia detalles de la última noche de su madre, que no se dejó retratar a las puertas del cementerio encabezando una ceremonia con el retrato del femicida y la víctima sonrientes en un atril), tenía amigas. Una de ellas escribió una carta pública advirtiendo que Saravia tenía voz propia, intereses, inquietudes, que no era el apéndice de su marido, el empresario poderoso”, destacó la periodista. “Fueron esas mujeres (dolidas e indignadas) las que se animaron a rasgar el tejido de silencio y negación, quién sabe a qué costos para ellas”, señaló Vallejos.
En el contexto descripto, donde la construcción del perfil del empresario omitiendo su accionar criminal y la mayoría de los mensajes fúnebres despidieron a la pareja como si otras hubieran sido la causa de su muerte, es importante visibilizar el esfuerzo de la hija y de las amigas de Saravia quienes buscaron recordarla como una persona independiente de su esposo empresario y para visibilizar que su muerte fue un femicidio. En este sentido, la nota de Vallejos destacó el trabajo de la fiscal de la causa. Es que a medida que las investigaciones avanzaron y tras las declaraciones de personas y familiares cercanos a la pareja, se descartó la hipótesis de un pacto suicida. “La escena violenta que se desarrolló en el cuarto de baño de la habitación del matrimonio y terminó con la vida de Silvia en manos de su marido Jorge, echó por tierra tal pacto”, destacó la nota de Perfil.