Florencia Romano, una adolescente de 14 años de la provincia de Mendoza, desapareció el sábado 12 cuando salió de su casa ubicada en Guaymallén rumbo a la casa de unas amigas. Pero la joven en realidad fue a encontrarse con una persona que habría conocido a través de Instagram. Romano se dirigió hasta la localidad de Maipú donde se encontró con Pablo Arancibia de 33 años. La sospecha es que la adolescente se habría defendido de un intento de abuso y que luego el hombre la asesinó. El cuerpo de Romano fue hallado una semana más tarde en un campo. Presentaba signos de haber sido golpeada y parcialmente incinerada.
Los medios de comunicación cubrieron la noticia del femicidio, pero lo curioso fue que las primeras notas publicadas en los diarios no se centraban en la desaparición o el hallazgo del cadáver, sino en los incidentes en la marcha que se realizó pidiendo justicia. “La manifestación, convocada por organizaciones sociales y el colectivo Ni Una Menos Mendoza, estaba prevista para las 18 y partió desde el kilómetro 0 de la capital mendocina hasta la sede del ejecutivo. Fue multitudinaria y se desarrolló pacíficamente hasta el final. Pero cuando el grueso de los manifestantes se retiró, un grupo reducido se quedó y tiró piedras contra las ventanas de la Gobernación y generó incendios en el interior de dos oficinas, según informó TN”, publicó Clarín el 19 de diciembre en una nota titulada Incidentes en una marcha para pedir justicia por el femicidio de una chica.
La Nación publicó ese mismo día una nota con un titular similar en la cual relataron que no solo Arancibia había sido detenido por el caso, sino también su pareja Micaela Méndez (27 años). Méndez había sido acusada por el hombre y tras ser detenida “recibió una fuerte golpiza dentro del penal durante la madrugada de ayer”. La mujer fue liberada pocos días después cuando se comprobó que “‘no se encontraba en el lugar y a la hora del hecho; fotos de la imputada del día y hora del hecho en un domicilio de familiares en el departamento de Las Heras’”.
Los distintos medios de comunicación especificaron que durante la manifestación no hubo seguridad policial ya que las primeras investigaciones apuntaban a la inoperancia de la fuerza. Junto con la noticia del hallazgo del cadáver también se conoció que un vecino de la pareja imputada había escuchado gritos y llamó al 911 para realizar una denuncia por violencia de género. “Por el horario de la comunicación, los investigadores suponen que quien pedía ayuda era la chica de 14 años asesinada. La alerta, sin embargo, fue desestimada por la operadora del CEO, que cortó la llamada abruptamente, no dio aviso para movilizar a policías y por lo tanto no se investigó el hecho”, publicó Infobae. Días más tarde este mismo medio publicó tanto el nombre de la operadora como el audio de la conversación. Infobae explicó que la mujer “fue suspendida por sus jefes, con un sumario administrativo en su contra. Y este miércoles quedó formalmente imputada en una causa judicial por el hecho”. Se la acusa de abandono de persona.
Tras ser detenido, Arancibia primero acuso a su concubina de haber sido la asesina y cuando tenía que ser trasladado a la cárcel “ingresó a un hospital psiquiátrico de Mendoza para someterse a estudios clínicos que permitan determinar su estado de salud mental”. El hombre aseguró tener “una supuesta crisis de ansiedad” y que “había recibido amenazas de presos, a través de las redes sociales”.
Grooming
Arancibia y Romano se conocieron a través de Instagram. Según las investigaciones policiales, el hombre utilizaba las redes para contactarse con adolescentes ofreciéndoles “pasar un momento de diversión con fotos de bebidas alcohólicas y dinero”. Se sospecha que por estos motivos Romano habría coordinado un encuentro con él. En su camino a esta reunión, la adolescente le escribió a una amiga para que se sumara, pero ésta no lo hizo. Fue gracias a este mensaje (en el cual Romano le compartió la dirección) que la policía llegó hasta la casa del acusado.
Esto es un delito conocido como grooming. Una nota publicada en el sitio Latfem explica: “En Argentina, el grooming es un delito penado por la Ley 26.904, incluido en el Código Penal a través del artículo 131. La penalización incluye prisión de seis meses a cuatro años a quien, por medio de comunicaciones electrónicas, telecomunicaciones, o cualquier tecnología de transmisión de datos, contacte a una persona menor de edad con el propósito de cometer cualquier delito contra la integridad sexual de la misma”.
Otros medios de comunicación publicaron notas sobre este tema consultando con distintos expertos/as. Crónica publicó una nota donde entrevistaron a Hernán Navarro de Grooming Argentina: “Una vez más las redes sociales como escenario, como medio de captación, algo que nosotros hace mucho tiempo venimos advirtiendo, de también entender, la herramienta de las red social como método de estos femicidas”. El sitio Mdzol entrevistó a la doctora Vanesa Gómez Etchegaray, coordinadora provincial de Grooming Argentina en Mendoza quien contó que “a través de los juegos de Play, por ejemplo, hay pederastas. Todo juego o plataforma digital en tiempo real con mensajería instantánea puede ser el vehículo que utilizan estos pederastas groomers para captar”. Chats entre Arancibia y Romano están siendo analizados por los investigadores del caso.