Cuidados

Quién lava los platos hoy (o cómo podemos cuidar mejor)

El próximo 29 de octubre se conmemora el Día Internacional de los Cuidados y el Apoyo, una fecha que busca reconocer el valor social y económico de las tareas que sostienen la vida. En este marco, creemos importante poner en agenda cómo se organizan, quiénes los realizan y qué políticas necesitamos para cuidar mejor y en igualdad.
24 Oct 2025

¿Por qué necesitamos cuidados?

Desde que comienza el día hasta que termina, las tareas de cuidado están presentes en cada aspecto de la vida cotidiana: preparar comidas, limpiar, ir a turnos médicos, acompañar a niños, personas mayores o con discapacidad y un extenso etcétera. Sostienen la vida y el funcionamiento de la sociedad y la economía, y son fundamentales para el bienestar físico, emocional y social de todas las personas.

Las hacemos con amor y compromiso pero a veces nos genera mucho estrés. Detrás de cada tarea, hay un esfuerzo enorme de las familias que pasa desapercibido

6 de cada 10 personas con hijos encuestada dice que dividir las tareas de cuidado en casa les genera mucho estrés.

Lee nuestro informe: Las voces del cuidado

¿Siempre cuidamos igual?

La idea de “familia tipo” con un hombre proveedor y una mujer ama de casa y cuidadora fue, por mucho tiempo, la única aceptada. A nuestras abuelas y abuelos se les enseñó que los hombres debían trabajar y las mujeres cuidar de niños, adultos mayores y el hogar.

En 1974, la Ley de Contrato de Trabajo reflejó esa lógica: otorgó 3 meses de licencia por maternidad a las mujeres, mientras que los varones sólo accedieron a 2 días para inscribir al hijo en el registro civil y volver pronto a trabajar, ya que solo ellos tenían la patria potestad.

Las mujeres empezaron a participar económicamente de manera más amplia desde la década de los 80 y 90: el 39,7% lo hacía en 1991 vs. el 51,6 % en 2025. En simultáneo, hubo otros avances significativos:
📅 1985: Patria potestad compartida
📅 1987: Divorcio legal
📅 2021: Reconocimiento de años de cuidado para la jubilación de las mujeres

Sin embargo, la idea de que son las únicas responsables de cuidar y criar fue cambiando más lentamente.
– En 2013, el 89% de las mujeres realizaba tareas domésticas y de cuidado vs el 58% de los varones.
– En 2021, lo hacían el 91,7% de las mujeres vs el 75,1% de los varones.
(Fuentes: INDEC, 2021 y INDEC, 2013)

Después de muchos años, cada vez más varones realizan tareas de cuidado y eso es muy positivo. Sin embargo, todavía quedan muchos desafíos.

El mundo cambió pero las desigualdades persisten

Las mujeres siguen asumiendo la mayor parte de las tareas de cuidado. Dedican el doble de tiempo que los varones: 6 horas y 31 minutos diarias frente a 3 horas y 40 minutos (INDEC, 2021). Terminan trabajando doble jornada sumando el trabajo fuera del hogar y muchas veces lo hacen sin ningún acompañamiento o ayuda.

Según la canasta de crianza (INDEC), en agosto de 2025 los hogares necesitaron entre $432.161 y $542.183 por mes para cubrir los gastos de un niño. Sin embargo, hay que considerar que cada vez hay más hogares donde el costo de criar se vuelve especialmente difícil de sobrellevar:
– Desde hace algunas décadas vienen creciendo los hogares a cargo de una sola persona, donde se tensiona más el tiempo que se puede dedicar a trabajar y el tiempo que se necesita para cuidar. De esos hogares monoparentales, 8 de cada 10  están a cargo de mujeres.
– El 56 % de las madres separadas no recibe la cuota alimentaria, y aumenta a 68% si se cuenta a quienes no la reciben de manera regular (UNICEF, 2024).

El Proyecto de Presupuesto 2026 deroga el mecanismo de actualización de la Asignación Universal por Hijo (AUH) y de la Asignación Universal por Embarazo (AUE). Si la inflación proyectada se subestima, las prestaciones podrían licuarse en 2026, dificultando aún más la subsistencia de familias y, sobre todo, de mujeres y sus hijos e hijas.

Adolescentes que cuidan

Las desigualdades se profundizan aún más cuando consideramos que, cuando las y los adultos no pueden o no están (normalmente porque se encuentran trabajando para poder llegar a fin de mes), en Argentina 7 de cada 10 adolescentes de entre 15 y 17 años realiza tareas domésticas y de cuidado intensivas. Si consideramos solo el cuidado de personas (como hermanos o abuelos) en particular dedican en promedio 3 horas y 30 minutos por día, y las adolescentes mujeres destinan un 44% más de tiempo que los varones. Y hay un grupo que dedica casi una jornada de trabajo: el 10% de las adolescentes de 16 y 17 años cuida más de 5 horas diarias.
Estas responsabilidades, muchas veces invisibilizadas, impactan directamente en su rendimiento escolar, en su descanso y en sus oportunidades a futuro.

“Yo una de las tareas que más realizo es el hacerme cargo de mis hermanos: llevarlos a entrenar, al cole, que esto, que lo otro, que no sé, hay que ir a comprarles algo, bueno, yo voy. A veces incluso me olvido de mis propias cosas porque hago lo de ellos primero y después vemos. Pero sí, me lleva bastante tiempo.” (Zaira, AMBA)
Leé nuestro informe Adolescentes que cuidan

Cuidados y discapacidad

En Argentina, el 10 % de la población mayor de 6 años tiene una discapacidad, lo que equivale a casi 5 millones de personas (Fuente: INDEC, 2018).
El cuidado en estos casos se encuentra altamente familiarizado:
– En la Ciudad de Buenos Aires, el 61,9 % necesita asistencia habitual, y el 47 % del costo asociado a las ayudas técnicas y/o apoyos para la vida cotidiana  recae directamente sobre los hogares.
– En América Latina, entre el 76% y el 94% de los apoyos para la vida cotidiana provienen de integrantes de la familia, en su gran mayoría mujeres.

Si las mujeres dedican en promedio el doble de horas al cuidado que los varones, en los hogares donde hay niñas/os pequeños, personas con discapacidad o personas mayores con dependencia, el tiempo de cuidado aumenta considerablemente.
La sobrecarga también impacta en lo económico y laboral: en varios países de la región, las mujeres que conviven con una persona con discapacidad tienen tasas más altas de desempleo e inactividad que los varones en la misma situación.

“Las mamás y cuidadoras de personas con discapacidad a menudo postergamos nuestros proyectos para acompañarlas, más aún cuando pasan la adolescencia y no hay quién releve esa tarea. Ser cuidadora ‘para siempre’ sin apoyos impide sostener el trabajo, el desarrollo profesional y económico, el cuidado de la propia salud y los vínculos afectivos.” (Abogada especializada en DDHH y Discapacidad. Diplomada en Salud).

El cuidado en situación de discapacidad exige respuestas estructurales que reconozcan las necesidades específicas, los derechos, que redistribuyan responsabilidades y aseguren servicios y apoyos adecuados.

Leé nuestro informe Cuidados y apoyos: hacia nuevos acuerdos entre las agendas de género y discapacidad

¿Podemos cuidar mejor y con más disfrute?

Sí, con políticas que reconozcan el cuidado como una responsabilidad compartida hacia dentro de los hogares y entre las familias, el sector público, las empresas y la comunidad.
Invertir en cuidados no solo promueve igualdad, también genera empleo y crecimiento: según la OIT (2022), la economía del cuidado podría crear más de 1.800.000 puestos de trabajo en Argentina hacia 2030.

Para cuidar mejor, entre otras cosas, necesitaríamos:

– Más jardines y espacios de cuidado para la primera infancia.
– Más espacios recreativos gratuitos para niñas, niños y adolescentes.
– Más centros de día y apoyos domiciliarios para personas mayores y con discapacidad.
– Licencias parentales igualitarias para promover paternidades más presentes y responsables.
– Trabajos que acompañen a quienes cuidan y crían con mayor flexibilidad.
– Espacios de lactancia en los trabajos.
– Jornadas escolares extendidas y doble jornada en jardines y escuelas.
– Servicios de apoyo accesibles y financiamiento para cuidados en el hogar.

Un paso histórico: el derecho al cuidado ya es un derecho humano reconocido

En junio de 2025, la Corte Interamericana de Derechos Humanos reconoció por primera vez el derecho al cuidado como un derecho humano autónomo: todas las personas necesitamos contar con el tiempo, espacios y recursos necesarios que aseguren nuestro bienestar integral y nos permitan desarrollar libremente nuestro proyecto de vida.
Esto significa reconocer que el cuidado no es una responsabilidad privada y que los Estados deben garantizarlo, protegerlo y promoverlo.

“El cuidado es un derecho humano que reconoce que toda persona tiene derecho a cuidar, a ser cuidada y a cuidarse” – Laura Pautassi, presidenta de ELA.
La Corte estableció que este derecho incluye tres dimensiones:

– El derecho a ser cuidado, es decir, recibir cuidados y atenciones adecuadas para vivir con dignidad, garantizando el acceso efectivo a servicios de cuidado y apoyos.
– El derecho a cuidar en condiciones justas, seguras y con acceso a salud, trabajo y seguridad social, garantizando su bienestar físico, mental y emocional.
– El derecho al autocuidado, que reconoce la necesidad de tiempo y recursos para cuidar de una/o misma/o y ejercer su autonomía.

Además, subrayó que los cuidados son una necesidad humana universal. Esto implica que el Estado, las familias, las empresas y la comunidad comparten la responsabilidad de cuidar, y que los Estados deben adoptar medidas para hacerlo efectivo.

El pronunciamiento también señala que la distribución desigual de los cuidados es una forma de discriminación estructural contra las mujeres, y que los países deben revertirla mediante licencias igualitarias, sistemas integrales de cuidado, servicios públicos accesibles y la valoración económica del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado.
Con esta decisión, el derecho al cuidado deja de ser una aspiración y se convierte en un mandato jurídico y político para los Estados de la región.

Leé la Opinión Consultiva completa de la Corte Interamericana de Derechos Humanos:
El contenido y el alcance del derecho al cuidado y su interrelación con otros derechos (OC-31/25)

Los cuidados sostienen la vida y el desarrollo. Cuidar en igualdad es invertir en el futuro.